La diarrea del viajero es uno de los trastornos más frecuentes con los que nos podemos encontrar al viajar, sobre todo a determinadas zonas del planeta donde la incidencia es mayor. 

Los síntomas comienzan entre 12 y 72 horas después de consumir agua o alimentos contaminados y los más comunes son: cólicos abdominales, náuseas, vómitos, necesidad urgente de ir al baño, fiebre, anorexia, malestar general,… Alguno de estos síntomas puede persistir después del viaje y ser motivo de consulta médica, así que lo mejor será minimizar los riesgos lo máximo posible. Esta  patología es más frecuente en niños, jóvenes, personas medicadas con Omeprazol u otros inhibidores de la bomba de protones, inmunodeprimidos y pacientes con antecedentes gástricos o inflamación intestinal. 

Cuanto mayor sea la duración del viaje, mayor es el riesgo de sufrir diarrea y respecto a la causa, suele ser debida a aguas no tratadas adecuadamente en destinos que son países en vías de desarrollo o subdesarrollados con suministro eléctrico limitado que provoca una mayor contaminación de alimentos y superficies de trabajo.

Se debe evitar el consumo de bebidas no embotelladas, ensaladas y alimentos crudos, fruta no pelada, comida de puestos callejeros y hielo. Tampoco se deben consumir lácteos sin pasteurizar. Si es posible, se pueden lavar frutas y verduras añadiendo al agua unas gotas de lejía y aclarando bien posteriormente. 

En cualquier caso, debemos mantener una buena hidratación y en caso de que sea necesario, tomar soluciones de rehidratación oral, no bebidas isotónicas que tienen demasiados azúcares y una carga osmótica inadecuada. También pueden ser de ayuda los probióticos para restablecer el equilibrio de la flora intestinal y hacer que la recuperación sea más rápida. 

¡Feliz viaje !