Se produce por la inflamación de la vejiga y, aunque puede tener otros orígenes, en la mayoría de los casos se debe a la infección bacteriana del tracto urinario inferior (vejiga, uretra y uréteres). 

No suele acarrear consecuencias graves para la salud pero sí afecta a la calidad de vida de quien la padece, sobre todo porque puede ser reincidente. Es mucho más frecuente en mujeres que en hombres por causas anatómicas y fisiológicas. Para algunas supone un auténtico calvario, pudiendo sufrir varios episodios muy dolorosos cada año. 

Los síntomas son variados. Lo primero que suele notarse es dolor o escozor al orinar y la necesidad de orinar frecuentemente, aunque luego se  evacúen pequeñas cantidades de orina y quede sensación de vaciado incompleto. También puede manifestarse con dolor en la zona lumbar y en la parte inferior de la pelvis. Puede detectar la presencia de sangre y un olor desagradable en la orina. 

En caso de aparecer fiebre se debe acudir al médico ya que la infección puede alcanzar las vías altas y llegar hasta el riñón. 

En cuanto al tratamiento, generalmente sería con antibióticos pero en caso de infecciones recurrentes y para evitar los efectos indeseados de estos medicamentos (alteraciones de la flora, diarreas, incremento de las resistencia a los antibióticos, ...) hay una serie medidas higiénico-dietéticas que pueden ser de gran ayuda para intentar disminuir los episodios: 

  • Consumir abundantes frutas y verduras, ricas en fibras y vitamina C

  • Prestar especial atención a la higiene tras la evacuación ya que puede haber migración bacteriana del colon a las vías urinarias

  • Evitar el uso de esponjas, duchas vaginales, desodorantes íntimos y/o espermicidas que pueden alterar la flora

  • Orinar de manera regular vaciando por completo la vejiga

  • Tomar regularmente suplementos que contengan probióticos con Lactobacillus, arándano rojo americano y D-manosa

  • Tomar probióticos durante la menopausia ya que en este periodo se producen alteraciones en la flora genitourinaria.

En algunos casos, con episodios reiterados, en caso alergia o para evitar la resistencia a los antibióticos, se prescriben autovacunas personalizadas con el objetivo de aumentar los anticuerpos.